Apretaste la tijera entre los dedos y cortaste un pedacito de cielo, el más azul que encontraste. Todavía olía a lluvia. Tomaste el tallo de una flor, le enroscaste la punta y lo convertiste en aguja. Y entonces sonreíste, tu sonrisa perfecta y tan llena de pétalos acariciando tu comisura tibia, y enhebraste la nube naranja que guardabas en el cajón del medio.
Querías tejer una bufanda: sentir el abrazo del Sol alrededor del cuello.
Flor, qué lindo que escribís.
ResponderEliminarTan jovencita y con tanto talento. Estoy impresionada.
Independientemente de lo que hagas con tu vida, nunca dejes de escribir. Se nota que es parte de vos.
Loco pensé q era una nuevo pero no ...
ResponderEliminarjajajaja
LE encontraste nombre though, que bueno :).
Te quiero bella.
PD: asesinemos a la profesora de ILAP antes de que su persona me succione la vida entera!
Cada texto tuyo se conecta con mis versos...
ResponderEliminarPerdóname la osadía de visitarte.
TÚ
Mujer,
las alas se me encogen al verte.
Qué decías,
cuál tormenta apagaste
al invocar mi nombre?
Tus ojos brillan
y ese brillo es
el desgajamiento del amanecer,
la llave.
Yo tengo la suerte de verte venir.
Eres como oriunda del desierto,
inmune al frío.
Te veo venir en un estruendo
y lo que suena con tu llegada
es el canto de tu sonrisa.
Acudo al encuentro,
caigo en ti.
Tus manos han agarrado
mi corazón que flotaba.
anuar iván.